Debido al aburrimiento que sufre no hacemos más que buscar entretenimientos para ella pero ninguno funciona. Por ahora, sólo una cosa la entretiene: ir a misa.
Desde hace unas semanas va cada día y llega la primera y se va la última. Dicho así no suena mal, la peor parte es que ni duerme siesta ni deja descansar a los demás pensando que tiene que ir a la iglesia.
La Eucaristía se celebra a las 7 de la tarde y desde las 4 le está diciendo a su cuidadora que se tiene que arreglar para ir a misa. Por mucho que le explicamos que no, que es demasiado temprano se pone nerviosa y eso no la deja echarse la siesta. Así que cuando vuelve de misa, antes de las 8, se sienta en su sillón y en pocos minutos ya esta dormida.
No sabemos si es que se cansa porque, para que haga algo de ejercicio, la llevamos andando o es que se relaja porque ya no tiene nada que hacer y por eso se duerme.
Sea como sea, la cuestión es que lo que la beneficia por un lado, caminar y entretenerse, la perjudica por otro, se pone nerviosa y desespera a quienes la rodean.
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