lunes, 28 de noviembre de 2011

Noches en vela


Ya hemos compartido en alguna ocasión los problemas de sueño de los enfermos de Alzheimer. Ahora, no sabemos si por el tiempo, porque se acerca la Navidad o porque necesita nueva medicación, volvemos a pasar las noches en vela.
Como antaño, se levanta y se viste… no sabemos si confundida porque cree que es por la mañana o porque quiere irse a buscar a esas personas de las que se acuerda pero ya no están con nosotros.
Nuestro miedo es la escalera ya que se levanta a oscuras y no enciende ni una luz. Tememos que se despiste, no se acuerde que hay escalones y se caiga. La solución pasa por la típica cancela para que los bebes.
Sin embargo, nuestro objetivo no es sólo que no se haga daño también es que descanse, que duerma, que pase la noche en la cama, que se relaje y guarde la energía para el día.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Un torbellino de sobremesa


Desde que comenzó el verano se ha vuelto más perezosa por las mañanas. En un principio pensamos que era por el calor y el clima estival pero ahora el Otoño se muestra en su esplendor y seguimos igual.
Por la mañana, se le pegan las sabanas e incluso algunos días tenemos que llamarla para que no se levante tan tarde. Normalmente, deja la cama y aún en pijama se va a desayunar para después pasar a ducharse y vestirse. Sin embargo, últimamente tras esta rutina quiere volver a dormir. Dice que está aburrida pero si le damos algo para entretenerse tampoco quiere hacerlo excusándose con un ‘luego lo hago’, si intentamos salir a pasear dice que esas no son horas, si le pedimos que nos ayude nos contesta que nosotros podemos solos.
El problema es que se reactiva a partir de las 3 de la tarde. Cuando todos nos tomamos un descanso de sobremesa, cuando todo se calma por unos minutos, es cuando ella quiere hacer cosas. A esas horas comienza a dar vueltas por la casa, quiere cocinar, barrer los patios, cambiarse de ropa, que quienes se están relajando porque madrugaron se levanten o se vayan a trabajar, mira quien esta sentado aquí o tumbado allá, quiere café porque piensa que es la hora de la merienda…
Todo un torbellino que necesita actividad e interrumpe el descanso de quienes por la mañana se levantaron temprano y trabajaron. Lo sorprendente es que a la vecina que también sufre de Alzheimer le ocurre exactamente lo mismo. ¿Qué pasa en la sobremesa? ¿Es éste un síntoma más de la enfermedad?