viernes, 21 de octubre de 2011

El Alzheimer no le deja ver el fin del terror de ETA

Hoy leemos en todos los periódicos y escuchamos en radios y televisiones el fin de la violencia de ETA. Una banda terrorista que deja 43 años de miedo, 829 asesinatos, miles de heridos y familias destrozadas. Hoy dejamos a un lado la política para ponernos en la piel de quienes han sufrido este terror en su día a día e intentamos explicarnos sus sentimientos.

Ella, en su fase del Alzheimer, escucha las noticias y pregunta pero parece no interioriza la información. Parece que escucha y que entiende lo que le decimos pero al mismo tiempo no encuentra el significado a esas palabras.

Ella siempre ha sido muy sensible, ya os conté sus lagrimas de 11-S, y con cada barbarie de ETA lo ha pasado mal. Siempre ha luchado por la paz y la democracia. El gran momento de lucha fue, como para casi todos, el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Esas horas previas en las que todos salimos a la calle y nos pintamos las manos de blanco. Esas velas que portamos para mostrar nuestra tristeza porque ETA, no solo había matado a un joven de Ermua, nos había disparado a todos y podíamos sentir ese dolor.

Hoy el Alzheimer no le deja alegrarse por este comunicado ni tampoco pensar si es verdad o sólo un movimiento de cara al 20N pero quienes la conocemos sabemos que si llega a entenderlo se pondrá más contenta así que no cesamos en nuestro intento de contárselo y explicárselo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Pendientes nuevos, de pellizco

Finalmente, este verano ha ido a la playa y, con el buen tiempo que aún nos acompaña, la ha dejado hace prácticamente dos días. Durante, estos meses ha disfrutado del buen clima de la costa pero también de la arena y el mar ya que se ha animado a llegar a la orilla.

Pero en una de esta visitas ha perdido un pendiente, uno de sus preciados pendientes de pellizco. En contra de todos predecíamos, no se puso triste ni le afecto la perdida aunque sí que se pasó toda la tarde tocándose la oreja y diciendo: ‘Uy! No llevo un pendiente! Ya lo perdí!’ Frase que se convirtió en una expresión hecha tras repetirla cada 5 ó 10 minutos durante unas 4 horas.

Esta situación fue la que movió a su cuidadora a salir a comprarle unos nuevos pendientes. Su primera idea era haber ido a la misma joyería de donde eran los otros para comprar unos exactamente iguales y así en el caso de volver a perder uno (algo que le viene ocurriendo con frecuencia) conservar el antiguo como repuesto. Pero las circunstancias de estar en la playa y las continuas repeticiones cambiaron los planes

Ante la poca diversidad de comercios y escasa variedad de surtido, terminó llevando unas perlitas blancas chapadas en oro (porque es sensible a otros materiales y le hacen daño). Algo que la alegró aunque sólo fuera los pocos minutos que fue capaz de recordarlo.

jueves, 6 de octubre de 2011