jueves, 20 de octubre de 2011

Pendientes nuevos, de pellizco

Finalmente, este verano ha ido a la playa y, con el buen tiempo que aún nos acompaña, la ha dejado hace prácticamente dos días. Durante, estos meses ha disfrutado del buen clima de la costa pero también de la arena y el mar ya que se ha animado a llegar a la orilla.

Pero en una de esta visitas ha perdido un pendiente, uno de sus preciados pendientes de pellizco. En contra de todos predecíamos, no se puso triste ni le afecto la perdida aunque sí que se pasó toda la tarde tocándose la oreja y diciendo: ‘Uy! No llevo un pendiente! Ya lo perdí!’ Frase que se convirtió en una expresión hecha tras repetirla cada 5 ó 10 minutos durante unas 4 horas.

Esta situación fue la que movió a su cuidadora a salir a comprarle unos nuevos pendientes. Su primera idea era haber ido a la misma joyería de donde eran los otros para comprar unos exactamente iguales y así en el caso de volver a perder uno (algo que le viene ocurriendo con frecuencia) conservar el antiguo como repuesto. Pero las circunstancias de estar en la playa y las continuas repeticiones cambiaron los planes

Ante la poca diversidad de comercios y escasa variedad de surtido, terminó llevando unas perlitas blancas chapadas en oro (porque es sensible a otros materiales y le hacen daño). Algo que la alegró aunque sólo fuera los pocos minutos que fue capaz de recordarlo.

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